top of page

Como Siempre. Nunca.


COMO SIEMPRE. NUNCA

Por Antonio Iskandar Morine (iskamor)

Golpéame el pecho, tan fuerte que no pueda recordar tu olvido, tan cerca que la distancia nos haga inseparables. Susúrrame el silencio de tus besos, dibújame en los labios los abrazos prometidos, las sábanas sudadas, todos los gemidos. Regresa a mi garganta el motor de tu lengua. Imprégname de ti, de cada centímetro, de cada trozo de tu piel. Resguárdame en tu futuro, haz de tus días mi morada. Acudiré sin reproches a tu vera sedienta, revolcándome tranquilo en tu apetito insaciable.

Me vuelvo el silencio que calla la música para permitir el deleite, me transformo en brisa sutil que apaga las velas para invitar al placer, a tu placer, a ti. De rodillas me pongo devoto a tus pies, a tu cuerpo, a ese conglomerado asimétrico que me hace presidiario de la agonía maltrecha de no tenerte conmigo, de ese perfume olvidado que busco en otros cuellos, que registro en otras consciencias, que persigo bajo otras sábanas que no saben a ti.

Ven, acércate, déjame abandonarme al pie de tus secreteos, de esa caída libre que detonan tus palabras, de ese revolotear descontrolado que maneja mis latidos y enlentece tus partidas, de ese elixir surrealista que me regalan tus regresos, retornos ausentes que regalan fantasías efímeras.

Quiero ser tuyo. Distante o cercano pero tuyo al fin. Despertarme en la mañana inhalando tus suspiros, robándome el sudor que desprenden tus poros, inundándote de orgasmos mientras muerdo tu pecho desnudo.

Quiero lamerte el cuello, conseguir gemidos, agitarte en placer y bañarme de gloria. Porque ya no quiero reglas que controlen nuestros cuerpos, no quiero abrazarnos a corrientes prefabricadas si no construir las nuestras, barreras invisibles que destruyan nuestros límites, barrotes endebles que no nos hagan prisioneros.

No, no quiero que nada sea como antes. Quiero ser yo, el yo que soy hoy y olvidar el de ayer; olvidar quién nos mira o quién nos señala. Preocuparnos solamente porque la noche se acabe, porque los kilómetros se acorten y porque las horas se prolonguen para así no tener que extrañarte nunca más. No quiero quiero pasar un día más sin ti a mi lado, sin ti.

Tú no escuchas pero asientes, tu te acercas mientras sigues limpiando rastros de mí entre tus pliegues. Tú eliges la conciencia al corazón pero me anudas con fuerza al olor de tu boca como un oxímoron gastado que ya ni siquiera adorna corazones rotos.

Mientras tanto, yo sigo aquí, sin reproches ni resentimientos, erguido al borde de tus miedos, rastreando el precipicio de esa amargura soberbia que sigue manteniendo vacío mi lado de tu cama aún cuando un peso diferente duerme contigo.

Traigo una lista de olvido que recuerda tus piernas, tus muslos, mi lengua que escalaba a diario tus extremidades jadeantes; esa prolongación viscosa que no esperaba a la luna o el posar del sol para jugar en tu pelvis, que no conocía de invierno o primavera para arrancarte la ropa y devolverte el instinto.

Mírame, soy esa oscuridad que resplandece en tus sueños, esa mancha de tinta que se tatúa en tus días pero permite el paso del sol. Ven, te espero para fundirme en ti.. Como siempre. Nunca.


Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Redes
  • Instagram Social Icon
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
bottom of page